Una boda con mucho «love»

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Trabajar en “La fiesta del amor” fue de las cosas más bonitas que nos han pasado. Cuando los novios, además de ser personas especiales, le ponen tanta ilusión y entusiasmo… ¡Qué fácil es!

Leticia, la novia, tuvo muy claro desde el principio el estilo de boda que quería. Y Miguel, el novio, no dudó en seguirle el juego. Lo más importante era, por un lado los colores, mint, fucsia, rosa chicle y dorado y por otro, las formas geométricas. Sí, Leticia es una enamorada de los triángulos.

Bodas Lilou - Minuta
En los preparativos de esta boda no estábamos solos, nos juntamos un gran equipo. Por un lado la novia, que tiene su propia marca en decoración de fiestas, Tity. Una artista en el mundo de las manualidades, una caza tendencias y una persona muy perfeccionista y para que engañarnos, algo cabezota. Por eso amigos, todas esas ideas que formaba su “sueño de boda” iban a transformarse en realidad, sí o sí. Luis Uve, otro miembro del equipo. Un experto en transformar los lugares en espacios únicos y exquisitos. Con un gusto excepcional para combinar colores y unas manos que ya quisiéramos nosotros para trabajar con todos los materiales. Dale papel o dale piedras que él igual te construye un castillo. ¿Con este equipo, qué iba a fallar?

Nuestro trabajo consistió en plasmar la identidad de la boda en forma de logotipo, para luego aplicarlo en toda la papelería y otros elementos decorativos de la boda.

Unas invitaciones espectaculares que combinaban diferentes materiales y que consiguieron sorprender a los invitados meses antes del gran día. Una primera capa dorada, partes troqueladas, hojas de acuarela, papel cebolla, botones vintage… Una obra de arte metida en un sobre semitransparente.

Bodas Lilou - Invitación

A partir de ahí, con una identidad tan potente, la creación de la minuta, de la cartelería para señalizar espacios, los kits de supervivencia, banderines con mensaje… Todos los elementos que se os puedan ocurrir y que no podían faltar para hacer realidad el sueño de nuestra novia.

El resultado fue un espectáculo para los sentidos. El espacio, la finca Santa Ana, no requería menos y por su estructura daba mucho juego.

Una boda al aire libre a finales de septiembre. Con una ceremonia en los jardines a media tarde con la luz anaranjada de finales de verano. Pompones de papel blanco colgando de los árboles, un altar de tiras de papel que ondeaba al viento, la medida exacta de rosa, mint y dorado…

¡Un sueño cumplido!

Se respiraba amor y se respiraba satisfacción. Los sueños de Leti y Miguel se hicieron realidad.

¡Vivan los novios! ¡Y las más que bonitas fotos de People Producciones!